septiembre 22, 2007

Libros (primera parte)



Mis estimados, como ya muchos de UDS. saben, me estoy metiendo poco a poco en el mundo de los libros. Pero no como escritora (quizá más aelante) si no como encuadernadora.



Al irme a trabajar a la Editorial (y ahora, creo que ya algunos saben, tengo mi propia Editorial... pero ese es tema de otro momento), me fui dando cuenta, en casi dos años ya, que había dejado escondido en mi un gusto casi innato por los papeles, libros, letras, texturas.... Desde niña que siempre disfruté de leer y de fabricar cosas con papeles, o de comprarmelos solo por el hecho de tenerlos y disfrutarlos. Una librería (de libros o materiales de escritorio) siempre fue como estar en la mejor de las jugueterías.


Ahora ya estoy en un curso de encuadernación y empezando a ver lo que mis manos pueden hacer. Ya tengo mi primer libro en mis manos. Tapas duras, lomo forrado, tapas con otro forro, etc.


Y algo de materiales ya me he comprado, como papeles, cartones, herramientas, y un par de libros, del cual saqué un extracto, que es el que ahora comparto con Uds. Ojalá no se aburran...





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Encuadernar es confeccionar libros partiendo de pliegos, hojas o
cuadernillos impresos, que se unen siguiendo una técnica especial de cosido y
protegiendo, después, el conjunto con cubiertas o tapas, llamadas también
pastas.
La encuadernación se llama a la RUSTICA, cuando la cubierta del libro es de
papel o cartulina y el cosido sencillo o provisional.
Según el material y el modo en que está realizada la cubierta, la
encuadernación se llama: PASTA ESPAÑOLA (piel jaspeada), PASTA ITALIANA
(con pergamino o vitela), MEDIA PIEL ó PASTA HOLANDESA (cuando sólo va el
lomo en piel), PIEL ENTERA (tapas enteramente en piel), etc.
La encuadernación es un oficio con pautas y técnicas muy antiguas; pero
también es arte cuando éste además del perfecto cosido y preparado, se refleja
en los gofrados o repujados de las tapas. Así, desde tiempos muy remotos, los
encuadernadores pugnaron por conseguir realizaciones cada vez más bellas y
atrayentes. Como las encuadernaciones hechas por los monjes de la Edad Media,
con tablillas forradas en piel adornada con delicados gofrados de estilo gótico o
románico. Y los libros sagrados, con esmaltes, tallas de marfil, piedras preciosas
(cabujones), etc.
La encuadernación como la concebimos hoy, nace al adquirir el libro la
forma actual hacia finales del primer siglo de nuestra era. Anteriormente, el libro
estaba constituido por un rollo, formado con tiras de papiro o de pergamino,
unidas por los extremos y arrolladas a una varilla a modo de eje. Se llamaba
volumen o códice.
El uso ha ido reservando la denominación de códice para los manuscritos
antiguos o medievales de valor histórico o artístico y para los escritos en
caracteres pictográficos sobre hojas de papel de venado, raspadas, procedentes
de México, realizados en época precolombina o entre 1525 y 1600.
También se aplica la denominación de códice a los libros mayas
precolombinos, escritos con caracteres ideográficos sobre papel de fibra de
corteza de amate, fibra de agave o corteza batida del árbol copó, de los que sólo
se conservan tres. Es curioso observar cómo cada uno de estos códices trata un
tema determinado, bien sea científico, religioso, de crónicas o recreativo.
Leyendo la descripción de estos códices, verdaderas publicaciones especializadas,
se siente una profunda emoción al intuir el mensaje que en ellos nos trasmiten
aquellas remotas civilizaciones ya desaparecidas.

Sin embargo, la encuadernación es un oficio poco apreciado y peor pagado
en nuestro país. El encuadernador debe tomar conciencia del noble oficio que
ejerce y tratar de que su trabajo sea valorado y apreciado en su justa medida,
dándole el prestigio que, incomprensiblemente, hoy no tiene.
En Europa, la encuadernación artística ha adquirido gran prestigio y
categoría entre las artes aplicadas, colocándose, a partir de 1925, en las
avanzadas del arte contemporáneo.
En 1946 se constituyó en París la "Socíeté de la Reliure Origínale" con el
propósito de difundir sus obras en certámenes y exposiciones nacionales e
internacionales.
Es digna de visitar en Madrid la Biblioteca del Palacio Real, una de las más
bellas e importantes del mundo, donde podemos admirar, además de las
suntuosas salas y el fastuoso mobiliario, sus valiosos volúmenes en admirable
estado de conservación.
La encuadernación es una actividad atrayente y sugestiva que, además,
proporciona al que la practica un estado de calma y relajación confortantes y una
benefactora evasión del mundo árido y hostil en que vivimos.
A tí, que al abrir este libro has demostrado ya tu interés por esta noble
actividad, pretende este manual ir desvelándote los pequeños secretos del oficio
y enseñarte a encuadernar un libro valiéndote de los medios elementales que,
desde muy antiguo, fueron empleados por los artesanos encuadernadores.



José María Vallado

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