Once días ya han pasado desde que brindé con champaña bajo los fuegos artificiales de la torre Entel.
Y todavía no me detengo mucho a pensar, como es mi costumbre, en lo que fue el año anterior y lo que quiero que sea el año que ya comenzó.
Si, es sólo una fecha más, pero me gusta pensar en ciclos, en que las cosas avanzan a pesar o a favor de lo que yo haga o deje de hacer. Que de una vez todo fluya para el lado que corresponde y las cosas se vuelvan a equilibrar.
Años llevo peleando contra la corriente, pasándolo mal porque ciertas cosas no resultan y sintiéndome peor pensando "cómo fue que llegué hasta este punto".
Quisiera que fuera un año de más contemplación, templanza y de saber otorgar. Otorgar, soltar, y recibir lo que viene. Respirar profundo y vivr menos en el mundillo terrenal que me mete en una inercia incontrolable después. Disfrutar más y esperar menos.
Más momentos felices y dejar que lo malo que tenga que pasar pase.
Incluso quiero que de una vez por todas me explote en la cara eso que me amarra y me corta las alas... deudas y trabajo.. ya exploten de una vez!!!
Quiero sentir el aire entrando a mis pulmones libremente. Y ver cómo las cosas que tanto peleé por que pasaran, simplemente sucedan.
Y eso lo decidí mirando por mi balcón.
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