Cuesta mucho dejar de pensarte, de recordar los momentos vividos, los que fueron lindos y buenos. Cada risa, cada caricia, cada aventura y nuevo lugar que conocimos juntos, de la mano.
Resulta imposible acallar la mente, incluso los sueños.
Pero lo que es realmente inevitable, es que las cosas sigan su curso, incluso esa energía naciente que estuvo escondida esperando el momento para brotar.
Es una nueva etapa y debo asumirlo. Lo sé y la siento pero es hora de actuar en concordancia con eso.
Te duele, te remueve, te hace sentir la pérdida... pero, ni yo misma puedo detener el curso de las cosas.
De alguna manera, tranquila o dolorosa, cerraré esa puerta. De ti depende que tanto te duela
El tiempo de hablar, de arreglar y de valorar, ya pasó. Los momentos no vuelven, por mucho que no quieras mirar el pasado. Cierra los ojos, si eso te hace más feliz. Yo te quiero, te bendigo y te deseo lo mejor. Pero la puerta está ahí y debo... quiero avanzar.
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