Mirando un poco hacia atrás me doy cuenta que cuando los actos si reflejan el sentir, se empieza a notar la coherencia y consecuencia.
Hace poco hablaba de cerrar puertas y ahora tomo consciencia de que lo he empezado s hacer. Y casi sin esfuerzo... Aparente al menos.
Me vi a mi misma hace algunos días cerrando tras de mi la puerta del edificio donde vivo, que nunca antes había osado cerrar "por si alguien tuviera que entrar". Si, una cosa de amabilidad, pero... De verdad quería que entrara cualquiera siendo que todos los residentes tenemos llave?
Y es que no es sólo la puerta, sino que ahora siento que debo cuidar mi espacio, mi privacidad, mi hogar.
Y eso es sólo algo gráfico, porque ser capaz no no aceptar malas vibras, personas non gratas, situaciones que nada aporten o que incluso quiten energía, es algo contra lo que muchas veces he luchado con mucho esfuerzo... Y ahora ha fluido solo. Sin pensarlo o planificarlo, tan dolo permitiéndome ser coherente por el simple hecho de respetarme más.
abril 30, 2015
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